Baruch Spinoza (1632-1670)

jueves, 30 de diciembre de 2010

El modo inconcluso del ser individuo - Pablo Alejandro Maxit

Desde el momento en que nuestro grupo encontró un rumbo con sentido marcado, nos orientamos hacia una búsqueda de comprensión del individuo tal como Spinoza lo presenta en la Ética, en cuanto a los aspectos ontológico, gnoseológico, como ético y político.
Hicimos el humilde intento de “atrapar” al individuo no obstante saber que en Spinoza lleva la carga ontológica de ser inadecuado. Porque al existe en acto, el modo individual necesariamente está constituido por ideas inadecuadas, recortes de la imaginación como la primera forma de conocimiento.
Y nos ha resultado luego de aproximadamente dos años, que ese <ser individuo> se ha “escapado” incansablemente de los confines de nuestro entendimiento. Ha resultado tan complicado de determinar incluso en su “ser finito” que se ha hecho por momentos pequeño e imperceptible, como los “cuerpos simples” que sólo se distinguen por su grado de movimiento. Luego también,  por momentos, aparentemente inabarcable como aquella idea de un individuo total. Donde: “toda la naturaleza es un solo individuo, cuyas partes... varían de infinitas maneras sin cambio alguno en el individuo total”(E2, lema 7).
 En relación con estas ideas propias de la imaginación, parecería que definir al individuo- a pesar de su finitud-, implica inevitablemente un dejarlo sin definir. - O al menos, hacer de su estructura algo tan permeable que diese el aspecto de lo inconcluso. 

Para plantear este inconveniente decidí posicionarme sobre la problemática de la interpretación. Presentar un sentido perspectivita acerca del método mediante el cual son estructuradas las ideas de Spinoza en relación con este concepto tan vertiginoso.
He propuesto el siguiente ensayo sin pretender un trabajo con rótulo acabado, pues incluso mi objetivo es que continúe siendo problemático. Y ya que en los des-encuentros anteriores he podido comprender mínimamente  la forma inconclusa del ser individuo en el sistema de Spinoza, veo razonable utilizar esta característica evasiva como un paradójico acercamiento a la comprensión más abarcadora del concepto en cuestión.

1-
En efecto, según la definición que Spinoza ensaya de la noción de individuo, “ser compelido” es el estado natural de todos estos modos.[1] El individuo viene a estar determinado por una exterioridad y así mismo se establece una cierta relación condicional.
Desde allí encuentro razonable establecer sus límites, principalmente de un modo negativo; desde su entorno como constitutivo y mantenedor de esa individualidad. Porque  si se lo define como  “compelido por todo lo demás”, y se ensayara dicha estructura manteniendo siempre esta relación  condicional, parecería que el ser individuo, siempre evasivo, no podría nunca cristalizarse en una definición completa por si sola. Lo condicionado de su estructura demuestra de algún modo lo indeterminado de si mismo.                             La posibilidad del individuo aislado (ese que nosotros hemos intentado “atrapar”), se vería frustrada desde su misma concepción.
En clave espinocista: ser un individuo y al mismo tiempo aislado, implicaría una contradicción en los términos. Porque el carácter que destaca la ontología de este concepto es un estado de interrelación y apertura constante. Sería su peculiaridad de incompleto lo que, paradójicamente, permite ese constante intercambio; y con ello la condición de preservarse en su ser.
Debo decir aquí algo más. Porque a pesar de que es evidente la imposibilidad de un individuo aislado en el sistema de Spinoza, no resulta del mismo modo evidente que el ser individuo no pudiese cerrarse sobre si mismo, como con muros de piel semipermeable.
Pese a verse solapado, el modo cerrado de existencia no sólo se contradice con la inadecuación del individuo modal, sino que también se presenta imposible desde la propia dinámica del individuo como tal: compelido e inacabado.

Todo individuo se definiría como abierto. En caso contrario: a su cierre se diluye. Se pierde entre los dedos del entendimiento que pretenda separarlo y apresarlo… Lo definimos entonces como abierto: En constante intercambio con su entorno.
¿Pero qué significa definir algo como abierto? Se mantiene la terrible paradoja de lo inconcluso… Pues ¿dónde han de encontrarse sus límites?  

Ni todas las ideas ni todos los cuerpos podrían pertenecer en el mismo acto a un sólo individuo. Su estado perpetuo de separación, su “interminable finitud” persiste a todo intento de completud. He aquí la contingencia de todos ellos por separado. De aquellos que no pueden verse completos sino en el ámbito de todo su entorno, con el cuál están equilibrándose constantemente.
Pero este equilibrio permanece únicamente dinámico: -Cuando la unión absoluta y la separación perpetua se vuelven procesos siempre reversibles. Estado medio paradojal como lugar de apertura del individuo.

De alguna forma Spinoza creía posible imaginar esa unión absoluta: Presentando la posibilidad de un “individuo absoluto” lo idéntificó con la totalidad de la naturaleza. Pero su imagen venía de la imaginación como un conocimiento inadecuado. Tan inadecuado como “hacer de lo infinito lo finito”. Siempre y cuando se entienda que incluso el concepto de naturaleza resulta ser equivoco en Spinoza. Al referirse a ese individuo total, en ningún momento se hace referencia a un individuo sustancial. La naturaleza del  individuo para Spinoza no deja de ser modal.


2-
Para este segundo momento me he tomado la libertad de elegir elementos venidos a mi de la disciplina Termodinámica, obtenidos ya por previos estudios, ya por interés; y orientarlos hacia la ampliación de los que han sido esbozados básicamente en la breve Física Spinocista de la Ética:
Baruch comienza describiendo los cuerpo mediante sus relaciones de movimiento y reposo. Pero no queda expresamente definido lo que entiende, en definitiva, por movimiento y reposo. Dejando así algunas puertas abiertas a la oportunidad de introducción de otros tantos pensamientos. Parece ser que en el lugar donde no se pronuncian definiciones, se hace presente el espacio de apertura…
Esta supuesta brecha en su sistema no se trataría simplemente de un estado incompleto de la estructura en general. Por el contrario, en esa vaguedad habría en realidad lo que considero un “canal de apertura”; o lo que al menos en éste caso, utilizaré como “canal de apertura”.
Desde allí intentare introducir conceptos termodinámicos referidos específicamente a los sistemas y su relación con el entorno. Cosa muy valiosa, tratándose de un ensayo que pretende comprender ciertas características de los individuos y en particular de los “individuos humanos”.  
Así es como se abre esta nueva perspectiva de análisis: la posibilidad de considerar a los individuos como “ciertos” sistemas abiertos.
Pero lejos de referirme a los sistemas como esas estructuras deductivas de carácter formal, más bien las comprendo con un sentido equívoco de este concepto. Aunque sería posible reconocer estructuras internas con mayor relevancia que otras, bajo esta perspectiva poca importancia tiene aquello, en tanto se reconoce que los “vestigios” y marcas que cada una de estas estructuras imprime, tienen absoluta importancia por si mismas.

En primer lugar, la noción de equilibrio dinámico entre individuos, al igual que la noción relativa al “estado de apertura” de los mismos, los entiendo aquí en ese sentido: La interrelación que la Termodinámica pretende describir entre los sistemas naturales, permite superponer lo que Spinoza describe en relación a los individuos modales y lo que podríamos considerar un “equilibrio entre sistemas”.
En efecto, todo sistema abierto es definido como un “conjunto de elementos dinámicamente relacionados, formando una actividad para alcanzar un objetivo” (sistema); “siempre influido por el medio ambiente” (abierto). Alcanzando así un equilibrio dinámico entre el sistema y su entorno.

Este equilibrio no debe entenderse como un estado culminante donde los elementos permanezcan estáticos: Un sistema abierto interactúa constantemente con el ambiente en forma dual; lo influencia y es influenciado. La precipitación del individuo se produce en el mismo instante que su disolución.
Por el contrario, un sistema cerrado no interactúa. No tiene modo de hacerlo. Incluso se hace difícil pensar modal de algo como eso. Un sistema cerrado parece imposible en la naturaleza. Hasta el acero más duro ha de oxidarse algún dia…
(Los sistemas abiertos pueden crecer, cambiar, adaptarse y hasta reproducirse bajo ciertas condiciones ambientales; el cerrado no. Es propio de un sistema abierto compartir con otros sistemas, no así del sistema cerrado).
De modo que estos conceptos brindan cierta claridad esquemática en lo correspondiente a las relaciones que podrían establecerse entre los cuerpos; pero en este caso, específicamente entre los individuos en general. Pues sería imprudente reducir el fundamento de estas interacciones sólo al mecanicismo de una física donde apenas si se han esbozado las bases de un dinamismo mucho más complejo que el evidente entre los cuerpos.
El mismo Baruch advierte que al referirse sólo a los modos de un solo atributo, no es acaso más que para la evidente comprensión. Pero no obstante, todo lo que se puede referir a un cuerpo como modo extensional, puede decirse del mismo modo a la idea de ese cuerpo en el atributo del pensamiento.
Según creo, estos conceptos permiten una comprensión de dicha interrelación siempre dinámica, posible de extenderse mucho más allá de la mera materialidad; aunque en ella encuentre su comienzo. Un análisis estructural capaz de explicar también la dinámica de los afectos; fenómeno con alto grado de importancia en la determinación de los individuos en general (que no sólo se relacionan como modos extensionales a los que llamamos cuerpos, sino también dentro de una dinámica mucho más compleja, en la cual se expresan también como modos del atributo “pensamiento”. En un equilibrio total).
Esta reflexión me ha posibilitado “seguirle los pasos” a la noción de individuo aunque sólo sea desde fuera de él; sin poder identificarlo como un concepto finalmente determinado. Lo inconcluso de su modo de ser no podrá ser reducido, bajo ningún aspecto, a un concepto que lo identifique concretamente. Semejante deseo debería desvanecerse finalmente.



3-
Desde esta perspectiva se presenta inoportuno nuestro deseo de apresarlo <al individuo> como concepto.
Aunque fueron muchas las veces que decidí sumergir mi pensamiento dentro de la totalidad que el sistema del filósofo pretendía describir, aquella reflexión totalizadora de su sistema todavía se escapa de mis posibilidades. - ¿Será que ninguna de las interpretaciones podría llegar a ser totalizadora en su carácter de reflexión?

En ese sentido, todo acto reflexivo de nuestro conocimiento tendrá una impronta de inadecuado… un modo de ser incompleto.
Parecería que nuestra intención de punzar al individuo en una pizarra y estudiarlo con puntero, debería hacerse a un lado en su razón de imposible. Dar lugar, mediante la reflexión problemática, a un sentido de apertura que muestre claramente, aunque desde su carácter negativo, cómo se resolvería la dinámica de los elementos en cuestión.
    
Aquí parece surgir, desde las mismísimas entrañas de cualquier interpretación, lo que podría decirse <categoría del olvido>: “eso que nunca se dice y en todos los casos es imposible decir en concreto”-. Categoría que nunca se dará por ausente en todo acto reflexivo.
-¿Por qué se pretende entonces mediante la crítica, una actitud ampliamente abarcativa en toda reflexión?  
Es evidente que incluso en la Ética, Spinoza no ha podido evitar esa categoría reductiva del olvido; incluso ahí se omite decir ciertas cosas.
Esa inadecuación que muy bien describe Spinoza para las ideas de la imaginación, ese ser inconcluso donde las ideas inadecuadas son tan necesarias, se siguen unas de otras con tanta necesidad que ni el propio sistema de Spinoza puede evitarlas.
Desde aquí, y en carácter  de modelo ejemplificador, puede considerarse que la Ética espinociana, considerada en sí misma como un “individuo”, cuenta con un equilibrio dinámico propio. Podría decirse que ciertos grupos de sus proposiciones actúan a modo de estructuras que se relacionan mutuamente como los cuerpos lo harían en un organismo sistémico.
Pero la cuestión del ensayo que me propongo, no bastaría con apreciar y describir el equilibrio dinámico de la Ética y elogiar lo bello de su expresión. En el mejor de los casos, y de modo siempre problemático, la experiencia del ensayo se corresponderá, precisamente, con la acción de perturbar ese equilibrio: -Llegar desde afuera y envestir su estructura con la fuerza del Entorno.
Sólo semejante perturbación sería capaz de posibilitar una nueva interpretación a partir de un renovado equilibrio dinámico; ahora entre las ideas de la Ética y otro grupo de ideas con la capacidad mutua de interrelación dinámica.



[1] “Cuando ciertos cuerpos, de igual o distinta magnitud, son compelidos por los demás cuerpos de tal modo que se aplican unos contra otros, o bien –si es que se mueven con igual o distinto grado de velocidad- de modo tal que se comuniquen unos contra a otros sus movimientos según una cierta relación, diremos que esos cuerpos, o sea, un individuo que se distingue de los demás por medio de dicha unión de cuerpos"(E2, Definición luego del axioma II de la física)

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